Blanco & Negro: Tintas de Luis Zárate
26 de marzo de 2018.
Ciudad de México.
Poco merece la pena intelectualizar sobre lo que estamos viendo. Acaso resaltar sin pretensiones que estamos ante un lenguaje engañosamente binario.
La Mano de Luis Zárate está entrenada para presentar cada pieza como plano secuencia. La forma oculta de un trabajo de alta precisión nos reta a buscar el inicio y el fin de la toma (el trazo).
El lugar común del claroscuro se resquebraja ante el espectador para adentrarlo a un sueño que como muchos es recurrente. En él, vivimos una desafiante representación de lo mortuorio que solo se explica como una ceremonia personal, mientras caminamos entre flora y fauna endémica del trabajo artista, v.g. ante nosotros aparece la imagen de un torito que al quemarse quedó esculpido en piedra ígnea, quizás en una cueva adentro del Cerro de las Tres Cabezas.
La serie de obras realizadas en tinta china sobre papel en un periodo de menos de un año une sin intermediarios aparentes la tradición estética del artista con su evolución técnica constante. La combinación de estas dos, junto con su pasión y capacidad para proyectar su tarea artística en el paisajismo, proyectan a Luis como uno de los artistas latinoamericanos contemporáneos más relevantes.
Luis Zárate es un artista plástico, diseñador y artista del paisaje. Nació en la Mixteca, Oaxaca en 1951. En 2008 publicó el libro Trasiego de Hojas sobre su relación entre el arte, el paisaje y la conservación de la flora oaxaqueña en el Jardín Etnobotánico de Oaxaca.
Damián González
Vibraciones
5 artistas 5 réplicas
Estos cinco movimientos conjuntan cinco visiones artísticas encontradas momentáneamente en un mismo sitio. 5 interpretaciones de una cuestión que hoy es pensada de forma multitudinaria: ¿Por qué se sacude el suelo?
Esta exhibición incluye obras de cinco artistas contemporáneos explorando la idea de un temblor como sujeto. Los sismos recientes han dejado vestigios que hoy son un punto de partida y un cambio de enfoque que no por ser reciente debe ser subrayado como banal. Así lo acusan los diálogos plásticos de Luis Zárate, Jonathan Barbieri, Armando Guerrero, Claudia Terroso y Sabino Guisu, quienes alejándose de la obvia interpretación de lo natural nos atraen con su obra a una realidad que obesa y saciada de obviedades y lugares comunes replantea una inquietud que no envejece sobre nuestra frágil humanidad.
Un porcentaje de la venta de las obras incluidas en esta exhibición será destinado a la restauración de un centro cultural en Juchitán, Oaxaca.
2do Encuentro de Estencil México-Oaxaca
Segunda edición de este Encuentro de practicantes de Esténcil en México, bajo la firme determinación de conjurar la conocida sentencia «nunca fueron buenas segundas partes». Karas Urbanas, impulsor decidido de esta iniciativa recurre de nuevo a mi (de todos es sabido que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Tropezón literal por ser Peiró un apellido de origen catalán que remite a las cruces góticas de piedra que jalonaban los cruces de caminos) y lo hace con la esperanza de que pueda hilvanar algunas ideas que sirvan de presentación, añadiendo, el bueno de Erick, el regalo envenado de solicitar mi visión sobre el Esténcil en México. Algo que, tras acotaciones preliminares, trataré de responder aún convencido de fracasar en el intento. Pero sin duda hay preguntas cuya simple formulación en voz alta lleva implícitas múltiples respuestas tácitas de todos aquellos que la escuchan.
Vaya por delante que México es un gran país de enorme complejidad, también urbana, en el que el esténcil ha cobrado una dimensión y diversidad más que notables y que mi visión, no sólo miope, está muy limitada por múltiples razones evidentes, desde la distancia geográfica, hasta los escasos tiempos vividos en suelo mexicano, pasando por el (des)conocimiento directo de determinados contextos sociales y artísticos.
Por otra parte, me parece de rigor apuntar que mi personal punto de vista respecto a las múltiples manifestaciones urbanas ligadas a lo pictórico está estrechamente ligado a la que ha sido mi especialidad durante más de un cuarto de siglo: el mural urbano y la cátedra sobre Pintura y Entorno que vengo impartiendo en la Facultat de Belles Arts de Sant Carles de la Universitat Politècnica de València. Tras abogar durante años por la importancia que el contexto, entendido en sus diferentes dimensiones, técnica, temática, funcional, social… en estos últimos tiempos, ha ido tomando cuerpo argumental el concepto de integración. Algo que no por casualidad surge precisamente de determinadas actitudes desarrolladas de un modo singular desde las vanguardias históricas europeas del S.XX, como son la negación de lo inmediatamente anterior y la transgresión de los límites establecidos. Actitudes de provocación y de escándalo que no han de dejado de aflorar desde entonces y que, en el caso del grafitti se ha llevado un paso más allá al situarse al margen de la legalidad vigente con lo que algunos consideran agresión y vandalismo.
Ni que decir tiene, yo abogo por la integración autor-obra-espacio-usuario-espectador. Integración compleja, dinámica, crítica, comprometida, inconforme… que incluya las contradicciones inherentes a la vida misma y que fueran con el tiempo como un elemento indisociable del espacio que debe jugar a favor de que se consume ese diálogo franco y abierto de la obra con todos los agentes implicados.
Lanzado pues al resbaladizo juego de las generalizaciones (siempre inexactas) establecidas a partir de un reducido muestreo y filtradas por una visión sesgada por la subjetividad, me atrevo a escribir que el Esténcil que conozco está muy centrado en la figura humana, en la fotografía, en la filigrana de papel recortado, en un discurso narrativo que oscila entre las tradiciones iconográficas seculares y las convulsiones críticas del presente recogidas por los medios de comunicación de masas y las redes sociales.
La plantilla (valga ese nombre bastante menos agringado) ha sido un recurso eficaz para desempeñar las dos acciones fundacionales comunes a la gráfica, a la estampa: dejar huella y repetirse. Acciones que dicho sea de paso, se corresponden con las funciones básicas de las artes visuales en general: expresiva y comunicativa. Desde esta perspectiva muy sucinta y esquemáticamente expuesta, el esténcil se ha alejado de la nocturnidad, la urgencia y el bombardeo -versión diferenciada del cartel publicitario- aproximándose cada vez más a las intervenciones únicas del mural urbano, sometido a las limitaciones técnicas y a las peculiaridades de un enfoque figurativo/narrativo claramente mayoritario.
Me queda claro que la esfera pública urbana, reducida las más de las veces a un lugar de paso, de tránsito, de tráfico incluso, la función comunicativa haya primado sobre la expresiva y que la lectura de la imagen de base fotográfica se haya impuesto sobremanera. Las posibilidades de ampliación, manipulación de la imagen digital y la facilidad técnica ofrecida por determinados programas informáticos, han establecido el uso de un trabajo por capas cercano a la serigrafía. Estos mimbres de carácter técnico, se han visto poderosamente entrelazados con otro lugar común del gran cesto de los medios de comunicación: es noticia la mala noticia. Los graves problemas sociales, la crisis, no solo económica, los escándalos políticos, los abusos de poder, la represión policial y un largo etcétera, fungen como caldo de cultivo ominosamente fértil para surtir de imágenes con las que articular un discurso narrativo de denuncia, de reivindicación, de lucha. Eso sí, este diálogo ha sido efectivo entre las propias imágenes utilizadas (que generalmente se ubican sobre un soporte sin intervenir) y entre éstas y el espectador. Por el contrario, las más de las veces, la arquitectura, la medianera, la barda, el lugar de intervención, ha sido un actor mudo, incluso un mero telón de fondo, un soporte tan plano como el lienzo para un pintor o el papel para un grabador.
Dicho en otras palabras, mientras que el diálogo narrativo del CONTAR, el desastre, de denunciar los hechos está fuertemente establecido, el diálogo que surge desde el propio HACER en conexión con otros contextos presentes, aparece reducido a un estado de latencia. El diálogo con otras técnicas plásticas, con los planos de color, con la repetición tan cercana a la arquitectura, con las funciones y los usos y hasta las costumbres… múltiples diálogos que están todavía lejos de desarrollarse con plenitud. El modelo emisor/mensaje/receptor debiera ampliarse hacia otro más complejo autor/obra/ espectador inscritos en un círculo, o mejor, circunscritos en esa esfera pública tan compleja como apasionante. Esfera en perpetuo movimiento donde la autoría ha de escuchar las voces de la calle, los sonidos del lugar. Donde el espectador no es tanto viandante como vecino que va a residir en un lugar modificado por obra y gracia del artista urbano. Donde lejos de contribuir a la desintegración tristemente imperante, el arte aporta su modesta contribución para reintegrar lo distinto, lo distante, lo que se percibe aislado en un ambiente las más de las veces hostil.
Sin duda, uno de los virtuosos efectos colaterales en estas sucesivas muestras, ha sido la intención consciente y constante de servir como plataforma de debate y de actualización de un estado de la cuestión muchas veces ajeno a la reflexión teórica y necesariamente agitado por el ritmo convulso de la urbe. Favor de entender estas palabras en esa línea acción, no sé si de sombra, pero seguro bien intencionada.
Juan Bautista Peiró Septiembre 2016
Cúrame de este mal sueño / Isabel Sánchez Salgado
Isabel nace en 1982, en la Villa de Etla, Oaxaca; en el año de 2001 estudia la Licenciatura en Artes plásticas y Visuales en la Esmeralda, en México D.F. y del el año 2008 al 2011 obtiene la beca del Fondo Estatal para las Culturas y las Artes en la categoría de Jóvenes Creadores.
El trabajo de Isabel abarca desde producción de grabados, dibujo, pintura y textil, hasta su actual trabajo en cerámica; su técnica es bastante cuidadosa y se ha hecho de un estilo propio en el que impera lo que se suscita a su alrededor: las leyendas que pasan de generación en generación en su lugar de origen; las largas caminatas sin rumbo por el bosque de Las Guacamayas, también en Etla, y la interacción lúdica con lo integrantes pequeños de su familia.
Desde hace cinco años, Isabel se ha dedicado a aprender y perfeccionar su técnica en cerámica en alta temperatura y hace un poco más de un año ha comenzado a producir formalmente sus piezas, y por lo visto, este trabajo y sus manos se han amoldado tan perfectamente que el resultado son piezas llenas de una gran carga estética y emocional.
Su producción la lleva a cabo en el taller Canela, del maestro Claudio López, cuya asesoría ha sido escencial en este proceso de aprendizaje, y quien ha trabajado con artistas de la talla del maestro Francisco Toledo y Alejandro Santiago (†).
Naturaleza y muerte a la deriva / Alejandro Escobar
En colaboracion con el Ex Convento de Santo Domingo Yanhuitlán tenemos el gusto de presentar la exposición títulada NATURALEZA Y MUERTE A LA DERIVA de nuestro artista ALEJANDRO ESCOBAR
Inauguración 5 de marzo a las 12 hrs en el Museo del Ex Convento de Santo Domingo Yanhuitlán
Salida en autobús gratuito de la ciudad de Oaxaca a Yanhuitlán, en el Jardin Conzatti a las 10hrs
Naturaleza y muerte a la deriva
El panorama artístico oaxaqueño es amplio y milenario. Los colores, los ritmos y las texturas se mezclan con el ambiente para trazar el rostro de un pueblo, el rostro de su gente, el gesto de su identidad. Y la identidad es el entorno que se asimila con la personalidad al tiempo que la personalidad se determina por los ambientes sociales, geográficos y culturales. En Oaxaca el paisaje tiene los colores de sus artistas.
Los tlacuilos dominaban el rojo y el negro, Andrés de la Concha y Miguel Cabrera mueven el espíritu en los templos coloniales, como los podemos admirar en este ex convento de Yanhuitlán. Los colores trascendieron el tiempo, la distancia y las formas. Así vemos a Rufino Tamayo en su exploración interior que deformaba lunas y perros; Rodolfo Nieto bailando con su zoología fantástica; Francisco Toledo en el ritual de sapos, murciélagos y alacranes. Hasta llegar a las mujeres-nube de Rodolfo Morales y el gesto de la angustia y la esperanza de Alejandro Santiago.
De esta forma, Alejandro Escobar (Oaxaca, 1998) dialoga con su identidad plástica. Se sienta a contemplar los Tzompantlih hasta la profundidad de su cosmogonía; admira la metáfora de las flores donde renace el color. Pero también dialoga con su tiempo, aborda el lienzo con acrílicos, ataca el blanco con spray, se desprende de sí mismo para romper formas y figuras. Escobar se reinventa en cada lienzo.
Las obras de Alejandro Escobar tienen la astucia de la inocencia y la visión del aventurero. El color es su aliado y el gesto su lenguaje. Alejandro Escobar es libre de prejuicios y pretensiones; Escobar empieza a explorar la profundidad del plano y la naturaleza de los pigmentos. Las piezas de Escobar tienen la libertad lúdica de quién se acerca a su identidad y toma su distancia en el tiempo.
“Naturaleza y muerte a la deriva” es una exposición donde el joven artista comparte su movimiento y creatividad. Vemos calaveras sonrientes, rostros en cuatro dimensiones, flores con perfumes rojos y amarillos, barcos que cuentan historias transoceánicas. Alejandro Escobar navega entre la Historia y sus pasados, entre la identidad y su personalidad, entre esquemas y conceptos.
Alejandro Escobar pinta su presente, dibuja su gesto, colorea su entorno. Como el filósofo español afirma, somos el conjunto de nuestro entorno, de nuestras circunstancias, y Escobar se reconoce en la espontaneidad del grito, de su contemporaneidad, en los movimientos del paisaje.
Braulio Aguilar Orihuela
Pulsión y emoción / Alejandro Escobar
El trabajo pictórico de Alejandro Escobar(Oaxaca 1998) es el resultado de un juego plástico con grandes hallazgos, una búsqueda de equilibrio entre color y forma y un encuentro con esa etérea y profunda resonancia infantil. El ímpetu, la inocencia, el accidente plástico bien hallado, la nostalgia del presente que se fuga y encuentra un momento mas en que explayarse, impregnan la obra de este joven artista.
Las pinturas de Alejandro son una búsqueda evidente en la confianza para quitarle lo inmaculado al lienzo, ya sea con óleo, acrílico o aerosol, para acomodar horizontal o verticalmente un cuadro y empezar a darle; en la forma en que de manera juguetona cita visualmente a Edward Münch o Durero.
Los colores se enlazan, se yuxtaponen, danzan, se revuelven y repelen, luego se aparean gestando combinaciones insospechadas, texturas que son las huellas de animales ignotos, el rastro de una creación in crescendo. Un halo de recuerdo inventado llega a nosotros por otra persona, por un artista.
Alejandro no teme a los materiales.El lienzo blanco no es un mito infranqueable, es un horizonte para la creación. Lo mismo mancha que delinea una figura humana, oscila lúdicamente entre lo abstracto y lo figurativo. Su sentido del humor y esa confianza propician que pinte mucho, que ensaye mucho y en ese proceso encuentre personajes insospechados. Su trazo gestual es cada vez mas suelto y definido, cualidad que otorga a sus personajes frescura, y vuelven su obra única en el contexto local.
Los personajes de Alejandro salen al encuentro de la mirada, atajan al asombro con ocurrencias que invitan a imaginar una historia, a completar el universo colorido que nos comparte este autor. Los escenarios son saturados, los personajes son alegres, los ritmos frenéticos. Pinceladas, pinceladas, pinceladas marcan la tela. Alejandro esta en constante fuga de sí y al mismo tiempo tras de sí. Su pasión por su oficio es desbordante, eufórica, de creación frenética, y ese ritmo se transmite al plano: la composición de la compulsión. Hay fuga en la obra de Alejandro, la fugacidad propia de un joven con rápido ritmo de aprendizaje. Y fuego, que como tal es distinto a cada instante y sin embargo mantiene una personalidad propia.
ALONSO AGUILAR ORIHUELA.
Best Wishes / Inari Reséndiz
Dentro de la segunda edición del Día mundial del arte 2015 y en colaboración con el proyecto GALERIAS DE BOLSILLO
Mis mejores deseos / Un viaje.
Cierta vez se organizó un viaje a un lugar ubicado en el interior de mi estado. Oaxaca. El pueblo tenía notoriedad entre un sector de mis amigos, pero para mí (hasta antes del viaje) era totalmente desconocido. Llegar significó recorrer un camino largo y sinuoso dentro de la sierra sur. Una pequeña carretera en medio de la nada y después una minúscula vereda. Un pueblo más que mágico me decían al buscar mayor referencia entre mis compañeros de viaje, a los cuales decidí ignorar en un punto del camino. Cuando llegamos a lo que parecía la entrada a un pueblo, una mujer de edad avanzada estaba explicando una larga fila de artefactos, todos acomodados sobre una interminable mesa de madera. El lugar estaba lleno de antiguallas; objetos de diferentes tamaños, formas y colores. La mujer hablaba de cada cosa con una dedicación inexplicable, lo levantaba, lo husmeaba y después de dar una descripción un tanto confusa lo volvía a dejar sobre la mesa con extremo cuidado. Cuando se percató de mi presencia que en ese momento era la única, me empezó a interrogar ¿cómo es vivir donde toda divinidad femenina ha sido borrada de su inconsciente?… me preguntó al mismo tiempo que empezaba a levantar otro objeto para seguir explicando su origen y significado. La ignoré y seguí un camino trazado en el suelo con ramas cruzadas que formaban una enorme alfombra. Al pueblo donde poco a poco me adentraba me parecía muy húmedo, antiguo y con poca iluminación, muy pequeño, diez casas alrededor de una vereda. Al seguir el camino después de mi recibimiento me encontré con una niña que encima de un diablo de carga, llevaba un mono enorme de casi dos metros, píntale un ojo y pide algo, me decía sin cesar y con una insistencia irritante de la cual decidí huir. No era lo único extraño en el sitio, el lugar estaba lleno de objetos dispersos por el suelo o la enorme mesa de madera, patas de conejos de color rosa, dos pájaros sin cabeza, pequeños dados sin puntos, una placa de metal con dibujos encriptados, una caja de madera con dos mazorcas, billetes de la suerte de diferentes tamaños, algunos billetes eran enormes y servían de mantel en la gran mesa de objetos que trataba de explicar la señora del principio. Al voltear arriba dos señoras levitaban sobre un hermoso cielo estrellado. Y al terminar el recorrido sobre una pared, había incrustadas muchas bolas de fuego rodeadas de seres extraños, todos en un punto detenido de algún tiempo que yo desconocía e ignoraba su retorno. Todos incandescentes e hipnóticos. Al final de aquella pared se acabó el pueblo y me despidió la misma señora del comienzo, su rostro ya era distinto, parecía haber salido de su personaje y convertirse en alguien distinto, te deseo lo mejor me dijo mientras yo avanzaba sobre el mismo camino que mis compañeros ya habían recorrido. De alguna forma convirtieron este pueblo en una gran casa de los espantos, pero mucho mejor, son muy ingeniosos me dije mientras dejaba atrás las diez casas que rodeaban la vereda. El misticismo que rodeaba el lugar poco a poco aminoraba, sin embargo al voltear al cielo, seguía viendo a las mujeres levitar sobre el mismo cielo estrellado.
Paul Meixueiro.
El camino de Tinito / Alberto Cruz
La Galería Cuatrosiete presenta su exposición titulada «El camino de Tinito» del Artista Alberto Cruz, proyecto que fue seleccionado en el 2013 para presentarse en la sala joven por el Mupo Oaxaca (Museo de los Pintores Oaxaqueños) y de la cual somos sede.
EL CAMINO DE TINITO
A partir de un imaginario poco usual y de reminiscencia a una gramática dada o surrealista, Alberto Cruz crea un universo de gran imaginación donde tienen cabida elementos fantásticos que irrumpen y dan nuevo sentido a contextos de orden cotidianos, domésticos y realistas.
Así, dentro de este nuevo orden subvertido, los animales de proporciones mitológicas, criaturas híbridas y seres antropomórficos, interactúan en escenarios concebidos desde una aparente perspectiva infantil. Sin embargo, el nuevo ordenamiento dado a la lógica de escenas de la vida cotidiana (un niño jugando sobre la sangre de un pato gigante o al lado de un ser monstruoso, otro más cargando a sus espaldas a un animal de carga, escenas donde el cuerpo humano es intervenido por objetos inanimados o dotado de extensiones orgánicas), nos acometen de pronto con una crueldad y una violencia delicada y no siempre explícita pero quizá por ello doblemente perturbadora. De esta forma, Alberto Cruz descontextualiza y saca de proporción los elementos originales de diversas recreaciones infantiles para insertarlos en una narrativa que obliga a una nueva mirada, un sistema deliberado que genera tensión entre las partes de la realidad y nos hace replantear la supuesta candidez infantil de lo que hemos visto. Y, de pronto, casi
sin darnos cuenta, las nuevas reglas permiten que las aparentes víctimas se vuelvan los victimarios dentro de estos juegos crueles.
Tryno Maldonado
El Bucle
Cuatrosiete presenta su nueva exposición colectiva titulada “El bucle”, una exhibición colectiva en la que se presenta lo cíclico, lo infinito, el bucle.
En esta Exhibición participan 6 ilustradores colombianos:
Inu Waters autor legendario del cómic bogotano, creador de la serie de fanzines Colombian Trash.
Jim Pluk quien es tal vez el representante del “doodle”, o dibujo breve, más reconocido de Colombia, a la fecha, ha publicado tres libros: Pecas (editorial Robot, 2011), Rayito (Editorial Universidad de Caldas, 2012) y Josefina (Autopublicado, 2013).
Mateo Rivano, es un artista colombiano que luego de estudiar en Italia, volvió a Colombia con una propuesta gráfica que combina pintura, collage, animación y mucho ritmo. Su línea fresca y casi espontanea ha llamado la atención de diferentes artistas y grupos musicales que le han encargado sus carátulas y afiches para sus producciones.
Powerpaola, estudiò Expresiòn Artistica en la Universidad Javeriana de Cali y Artes Plasticas en la fundación Universitaria de Bellas Artes en Medellìn, ciudad donde fundo el colectivo y espacio Taller 7. Tambien a colaborado con diversos colectivos en fanzine, còmic e ilustración y es autora de la novela gràfica Virus tropical y encargada de la sección de comic en la revista Arcadia.
Stinkfish es reconocido artista de street art que vive en Bogotá. Empezó a actuar a principios del a ño 2000 haciendo algunos stencils, para después, en 2003, producir su primera obra realizada íntegramente en la calle. Trabaja también con otros alias como el Hate, Quetzal, Qkul, Gukumatz o Knits.
Typozon, es un estudio de diseño gráfico de Bogotá, Colombia, enfocada en la creación de Marca e Identidad, Diseño Corporativo y Diseño de Ilustración. Nació por obra de Cristian Vargas, que tras trabajar en diferentes compañías de branding, estrategia y diseño.
Estos 6 ilustradores fueron invitados por La Silueta Ediciones a presentar una propuesta de obra grafica, cuyo tema es lo cíclico, lo repetitivo o el regreso al punto de partida. Cada autor presenta un políptico de ocho partes que están relacionadas entre sí.
El resultado de esta invitación es un conjunto de impresos
– 6 carpetas, una por artista – que conforman una exposición grafica, múltiple de la que se imprimieron 150 copias numeradas (del I al XV de propiedad del artista y firmadas del 16 al 150 para la distribución comercial con el fondo editorial de la silueta). Esquizofrénico, erótico, tipográfico, iconográfico, místico y lo cíclico de la vida son algunos enunciados que pueden dar cuenta “el bucle”.
El proyecto se muestra dentro del marco de FILO (Feria Internacional del Libro de Oaxaca 2014), donde el invitado de honor es Colombia con una comitiva de más de 70 escritores, músicos y artistas plásticos invitados.